Ejecución de órdenes
Lena Khalaf Tuffaha (Amán, Jordania)
Nos están marcando por teléfono, un momento antes de dejar a las bombas caer. El teléfono suena y contesto. Al otro lado, hay alguien que conoce mi nombre de pila, y habla el árabe perfecto, y me dice: "Te está hablando David". Mientras escucho la sinfonía de estampidos sónicos y vidrios rotos, pienso: "¿Yo conozco a un David en Gaza?" Pero nos están marcando por teléfono para decirnos que nos corramos de aquí, ahora. "Usted tiene 58 segundos a partir del final de esta llamada, antes de que la casa de usted será bombardeada. No nos importa que usted no tenga a dónde ir; que las fronteras estén cerradas; y que sus documentos no valgan un carajo, salvo una pena de cadena perpetua en esta cárcel al lado del mar. Córrele, señora. No queremos matarla. Ya sabemos que ahí solo viven usted y sus hijos, comiendo pan mientras miran el final de la Copa Mundial de Fútbol; que quieren que Argentina gane el partido, y de vez en cuando miran hacia las velas dejadas al lado de la televisión, para cuando se corte la luz. Es que, usted y sus hijos no deberían vivir ahí, y ahora es su oportunidad de ir a otro lado, a ningún lado. Sabemos que no le estamos dando el suficiente tiempo para encontrar el álbum de fotos, la manta favorita de su hijo, la solicitud universitaria casi terminada de su hija, sus zapatos, ni siquiera para llamar a todos en la casa. No nos importa su vida. No nos importa quién es usted. Pero demuéstranos que usted es un ser humano; demuéstrenos que usted tiene dos patas; demuéstrenos que usted puede correr".
* * *
Jalid Yum'a (Ramala; de su cuenta en Facebook)
Estar solo, el cuerpo tembloroso, y sin luz.
Rezar y esperar que mueras en una sola pieza.
Pasar al lado de una casa destruida, y preguntarse si esta pieza formaba parte de la cocina o es la mano de un mártir.
Cuando una ducha es un lujo exagerado.
Cuando el mar es un sueño.
Cuando la bolsita de té es para cuatro tazas.
Cuando todo sabe a piedra, incluso la sonrisa.
Ver cuerpos quemándose sin poder acercarte, porque bien sabes que el próximo bombardeo es en 40 segundos, y que será puntual.
Ver a tus hijos en la cara, sus ojos clavados en la tuya, pero volteas el rostro hacia el otro lado.
Medir la distancia entre la ventana que va hacia la calle y el baño.
Cuando siempre decías que ibas a tapar ese pequeño agujero en la pared del salón, y fue él quien creció para salvarte la vida.
Cuando la diferencia entre una silla y una mesa es la misma que entre la vida y muerte.
Cuando el sueño de conseguir un cigarrillo es tan lejano como el sueño de liberar Palestina.
Cuando un minuto es un día y medio.
La guerra es todo esto, y mucho más.
* * *
Mahmud Yawda (Gaza; de su cuenta en Facebook)
Les voy a contar lo más difícil de todo esto, más difícil que la muerte por esos cohetes profesionales, de última tecnología. Es cuando recibes una llamada por teléfono del enemigo israelí y te diga que usted tiene 10 minutos para desocupar la casa. Imagínense, 10 minutos. Son 10 minutos para borrar tu pequeña historia del mapa: regalos; las fotos de tus amigos, hijos, ya sean mártires o que aún respiren; tu silla; tus libros; el último libro de poemario que leíste; la carta que te escribió tu hermana migrante; el olor de tu cama; tu costumbre de acariciar el jazmín flotando desde tu ventana, esta ventana que alguien construyó desde hace 100 años; el peine de tu hija; el calor de la silla; tu ropa vieja; la alfombra de oración; las joyerías de tu esposa; lo que ahorraste toda tu vida…
Imagínense, que mientras todo esto pasa por tu mente, lo único que puedes hacer es agarrar la cajita de dulces en la cual guardas tus documentos oficiales y correr para morir 10 veces; o te quedas en tu casa, para morir solo una vez.
* * *
Manal Miqdar (Gaza; de su cuenta de Facebook)
No es lo que están imaginando. Pues lo que vivimos no tiene nada que ver con sentimientos vanos como coraje, orgullo, dignidad. La noche pasada era la más dura, pero aquella vez no lloré.
En la mañana, después del primer bombardeo de los aviones sionistas, agarré mis fuerzas y comencé a juntar mis cosas: documentos oficiales, mi título universitario y escolar, constancias, regalos, lo que se quedó de las cartas que me escribió mi tío (quien sigue preso en una cárcel israelí), mi celular, mi laptop…
Pero me quedé mirando a mi segunda biblioteca, pues la primera la perdí en la guerra pasada. ¿Qué hago con los libros? Son pesados, y sería difícil cargarlos cuando me toque correr. Entonces decidí quedarme con aquellos que llevan una dedicación de su autor.
De repente sentí rabia por mí misma; esos dolores que causan escozor y te pueden matar. Yo, pensando en mis cosas… Pero ¿y si la muerte me alcanza más rápido de lo que yo alcanzo mis cosas? La muerte me agarrará de sorpresa, sin avisar, y yo iré con ella sin memoria ni papeles ni libros, ni queridos, ni amigos, ni regalos, ni sueños… Me iré sola y ligera.
Posdata a mis amigos que tienen libros prestados míos: si me muero, quédense con ellos; son suyos.
Posdata a mi primo: Si no pasa nada a mi biblioteca, es tuya.
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Jalid Yum'a (Ramala)
(Este texto fue transmitido por Jalid para el evento Gaza en el corazón en la ciudad de México, 22 de julio de 2014)
Saludos a todos los presentes, y muchas gracias por esta invitación.
Me gustaría hablar de las mentiras difundidas por la prensa israelí.
Por ejemplo, Israel dice que ella advierte a los palestinos antes de lanzar sus cohetes; que nos hace saber del bombardeo de una casa antes de destruirla.
Sí, nos advierten. Nos advierten con un cohete fatal que lo tiran desde un F16, y esto para advertirnos que, dentro de 67 segundos, nos van a tirar otro cohete más sofisticado, más fuerte y más puntual.
¿Qué puede hacer uno en 67 segundos?
Además, Israel dice que los objetivos de sus bombardeos no son los civiles.
Más de, 85% de los asesinados hasta ahora son civiles: niños, mujeres, ancianos.
Hoy [martes, 22 de julio] Israel asesinó a una mujer embarazada de ocho meses.
Ayer mató a una familia entera de siete personas.
Israel dice que no está matando civiles, y que están dejando a las ambulancias ayudar a los heridos.
Ahora, en estos momentos, los aviones y tanques israelíes está bombardeando el barrio de Jaza'a en la ciudad de Jan Yunis en el sur de la Franja.
Hay un gran número de palestinos sepultados bajo los escombros, y Israel impide a las ambulancias entrar en Jaza'a.
Lo mismo ocurrió en el barrio de al-Shuya'iyya en la ciudad de Gaza [la matanza de 66 palestinos en este barrio el 20 de julio].
Israel está mintiendo, está mintiendo, está mintiendo.
Esto es lo que está pasando.
No solo está matando a los palestinos, sino también está robando su derecho de gritar.
Muchas gracias.
* Recopilación de textos: Amal Eqeiq (Palestina). Traducción del árabe al español: Shadi Rohana (México).
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